Argus-a Vol. XIII Edición N° 52 / Junio 2024 / Argusa Artes & Humanidades Corp. CA. USA / Bs. As. Argentina / ISSN 1853-9904 / Index: MLA y Latindex
Mazal Oaknin / University College London / Reino Unido
Vol. I Edición No. 3

 

aaaPonencia presentada el viernes 2 de octubre a la 10° Conferencia Anual, Transiciones, organizada por Women Spanish, Portuguese and Latin America Studies, y realizada en el Lady Margaret Hall, Universidad de Oxford el 2 y 3 de octubre de 2009.

Paper presented on Friday October 2, at the Xth Annual Conference Transitions, organized by Women in Spanish, Portuguese and Latin American Studies, and held at Lady Margaret Hall, University of Oxford on October 2-3, 2009.

 

La sociedad española asiste en la actualidad a una serie de cambios políticos y culturales que hubieran sido impensables hace tan sólo unas décadas. En un momento en que importantes escritores españoles como Suso de Toro, Manuel Rivas, Almudena Grandes o Juana Salaber tienden a escribir sobre el pasado, Lucía Etxebarría se ocupa en su última novela para adultos del presente más candente. Así pues, Cosmofobia (2007) novela la vida de una serie de habitantes del madrileño barrio de Lavapiés, paradigma de la convivencia, que no integración, de la inmigración española, tal y como aseguran sus protagonistas. 

De forma paralela a la relativamente rápida apertura de la sociedad española, Lucía Etxebarría se atreve con géneros literarios inéditos en ella, así como con nuevos estereotipos de personajes que bordean el estudio psicológico, produciendo en el lector una mezcla de miedo y atracción. En efecto, en este ágil y directo retrato de una sociedad más plural y diversa asoma, sin embargo, la cosmofobia, el miedo al mundo y, por extensión, a lo desconocido. 

 

Cosmofobia de Lucía Etxebarria: ¿el miedo a lo diferente?

 

La sociedad española asiste en la actualidad a una serie de cambios políticos y culturales que hubieran sido impensables hace tan sólo unas décadas. En un momento en que importantes escritores españoles como Manuel Rivas, Almudena Grandes o Juana Salaber tienden a escribir sobre el pasado, Lucía Etxebarria se ocupa en su última novela para adultos del presente más candente. Así pues, Cosmofobia (2007) novela la vida de una serie de habitantes del madrileño barrio de Lavapiés, paradigma de la convivencia, que no integración, de la inmigración española, tal y como aseguran sus protagonistas. 

De forma paralela a la relativamente rápida apertura de la sociedad española, Lucía Etxebarria se atreve con géneros literarios inéditos en ella, así como con nuevos estereotipos de personajes que bordean el estudio psicológico, produciendo en el lector una mezcla de miedo y atracción. En efecto, en este ágil y directo retrato de una sociedad más plural y diversa asoma, sin embargo, la cosmofobia, el miedo al mundo y, por extensión, a lo desconocido. 

Si hablamos de lo desconocido en la literatura, lo más inaccesible y misterioso ha sido, tradicionalmente, el propio autor. En este sentido, las numerosas y polémicas apariciones mediáticas de Lucía Etxebarria han llevado a críticos como Christine Henseller a afirmar que la vasca no solo tiene talento literario como para redefinir el cánon con un estilo narrativo muy poco convencional, sino que, además, Etxebarria es capaz de utilizar la tan denunciada comercialización del mercado literario de manera que redunde en su propio beneficio, es decir, que lucha contra el sistema, pero con las armas del sistema. Con un Premio Planeta y 350.000 copias vendidas de Un milagro en equilibrio, surge la pregunta de cuánto han contribuido sus polémicas declaraciones, imágenes y apariciones televisivas a tan contundente éxito literario. Como ella misma declaró en una entrevista concedida a Periodista Digital: Ê»se puede dudar de mi calidad, más o menos, pero no de que se me leeʼ. Y es que, de la mano de los cambios que la democracia española trajo, la literatura del nuevo milenio no solo se atreve con nuevos estilos y varias generaciones paralelas, sino que, ahora, dicta que para ser un autor de éxito, además hay que saber venderse al lector. 

En este sentido, Etxebarria ha dado un paso más en la subversión de la industria editorial al reconfigurar el papel del lector. Primero fueron el prólogo de Nosotras que no somos como las demás, sus ensayos, sus artículos y su página web, desde donde la autora exponía sus opiniones políticas a los lectores, que percibían una relación más íntima con Etxebarria que la mantenida con el autor tradicional, inaccesible. Pero lo realmente revolucionario de Etxebarria reside en la interacción con el lector, que se llevó a cabo a través de su blog, el instrumento que le permitió crear una nueva dimensión en la relación autor-lector, y que, si bien le ha valido la fidelidad y el apoyo de muchos lectores, también le ha hecho llegar las críticas y amenazas de otros. Este diario online, inicialmente mantenido por la propia Lucía, presentaba al público extractos de textos, noticias y comentarios sobre temas de actualidad, y, sorprendentemente, abundante información personal sobre la autora. De modo que una simple búsqueda en el blog me proporcionó un relato de cómo Etxebarria había suspendido el test de conducción, una descripción detallada de cómo le habían tomado una foto muy poco favorecedora, el recuento de una relación sentimental traumática y tormentosa, y hasta una foto de su hija. Los lectores podían dejar sus comentarios, y Lucía, a su vez, les respondía en este innovador experimento: ‘Ningún otro escritor de entre los más vendidos ha hecho nunca el experimento de contestar a desconocidos a través de su blog, de ciberactuar con los cibernautas’ (La vida privada de Lucía Etxebarria). Sin embargo, el fin de esta ciber-luna de miel no se hizo esperar.

El 21 de noviembre de 2006, Lucía Etxebarria anunció el cierre de su blog. Las acusaciones infundadas por plagio en Ya no sufro por amor que llevó a cabo el psicólogo Jorge Castelló provocaron una avalancha de insultos online, e incluso la aparición de amenazas en el buzón de su casa: ‘Al final, esto se ha convertido en una pesadilla, porque - y por mi culpa, que es lo peor - me he cargado, sin darme cuenta, un espacio bastante grande de mi propia intimidad’. El blog volvió a abrirse en enero de 2007, esta vez mantenido por un moderador que se limitaba a reproducir artículos ya publicados. Como Etxebarria explicó en el último post del blog, los lectores aún pueden dejar comentarios, con la diferencia de que ahora están sujetos a moderación; comentarios que ahora Etxebarria nunca leerá y, menos aún, responderá. 

Perdida esta innovadora batalla contra el sistema, la guerra continúa: las novelas más recientes de la vasca están plagadas de referencias tanto de tipo autobiográfico como a hechos verídicos que contribuyen a la confusión de autor, personaje público, y persona. En este artículo me gustaría centrarme en Ê»Le Beau Terribleʼ, el último capítulo de Cosmofobia, pues en él Etxebarria se atreve con una mezcla explosiva de información personal, referencias a la actualidad del mundo del arte, de la cultura de masas y de los personajes públicos, e incluso con hechos ficticios, aunque similares a otros que han tenido lugar en el mundo del lector. 

Ê»Le Beau Terribleʼ es un capítulo misterioso, lleno de suspense e intriga. Lo primero que le llama la atención al lector es que la narradora y protagonista del relato es una escritora llamada Lucía Etxebarria, que parece compartir muchas características y datos autobiográficos con la Lucía Etxebarria real. Al igual que el personaje de Cosmofobia, Etxebarria ha sido escritora visitante en McGill University en Montreal. En el momento de escribir Cosmofobia, tanto la hija de la Lucía autora como la de la Lucía personaje y narradora tenían tres años. 

Antes de trabajar a tiempo completo como escritora, Lucía Etxebarria desempeñó los mismos trabajos que el personaje de la novela con quien comparte nombre. Otra novedad en el universo Etxebarria es la importancia de un personaje masculino. Mientras que desde Amor, curiosidad, prozac y dudas hasta  Un milagro en equilibrio, las novelas de Etxebarria se han venido centrando en personajes femeninos, el personaje de Yamal es fundamental en Cosmofobia. En efecto, su presencia misteriosa y embrujadora, más o menos explícita dependiendo del capítulo, es esencial en la construcción de la novela. En Ê»Le Beau Terribleʼ, el personaje llamado Lucía Etxebarria narra al lector los vericuetos de su amistad con Yamal. Sus sospechas iniciales de Yamal y de los medios de dudosa honestidad que su amigo utiliza en su ascenso social para abrirse camino en el mundo del arte se tornarán en alarma cuando el cadáver de un famoso curador aparece en Montreal justo después de que éste hubiera pasado la noche en compañía de Yamal. El papel que el lector juega en esta trama llena de suspense es interactivo, ya que es al lector a quien le corresponde decidir dónde trazar la delgada línea que separa la realidad de la ficción, una línea que Etxebarria difumina de diversas maneras a lo largo del relato y que contribuyen a la confusión entre autor, personaje literario y personaje público. En especial, me gustaría destacar las abundantes referencias a hechos reales que en él encontramos. Este flirteo con la realidad provoca un fluctuante, aunque persistente, juego entre la realidad y la ficción, entre lo conocido y lo desconocido, y se construye sobre la intertextualidad. Julia Kristeva (1996) describe este término como la cantidad total de conocimiento que hace posible que un texto tenga su significado. Este concepto es aplicable a cualquier obra de arte, e implica que cada texto se encuentra influenciado por textos o enunciados anteriores. En Ê»Le Beau Terribleʼ, la intertextualidad se refiere al mundo del arte y al periodismo. 

En primer lugar, la conexión con la obra del pintor español Alfredo Álvarez Plágaro es primordial y constante. En realidad, Álvarez Plágaro es un artista visual de fama internacional basado en Madrid, cuya obra explora la repetición del acto pictórico. Tal y como Etxebarria explica en Cosmofobia, el pintor es famoso por los Cuadros Iguales que creó a principio de los noventa y que ha seguido desarrollando desde entonces. Al contrastarla con la información disponible en la web de Plágaro, la información ofrecida en el relato resultó ser exacta: en efecto, Cuadros Iguales fue presentada de forma simultánea en dos galerías diferentes en 1992.

Así pues, Lucía nos cuenta que las obras de Plágaro, que siempre crea en paralelo, no hacen sino cuestionar la originalidad y la diferencia en cada pintura y representación: ‘porque la repetición es propia del humor y de la ironía, es transgresión’. Si esto lo hacemos extensivo a la literatura, la repetición de hechos verídicos que Etxebarria lleva a cabo en un mundo ficticio se convierte en una especie de trangresión, llena de ironía, de la novela tradicional. Cuando Yamal se apropia de la retórica de Álvarez Plágaro en Cuadros Iguales, afirma que, en su repetición del acto pictórico, él, como artista, no busca crear diferencias. En todo caso, las diferencias se crearían solas. Así pues, la pregunta que plantea es si dicha repetición aumenta el valor de un cuadro o si, por el contrario, lo disminuye. De la misma manera, éste concepto podría aplicársele al uso más o menos exacto de la realidad en la novela de Etxebarria: dicha repetición de la realidad, plasmada de forma irregular, ¿le dota a la novela de un valor adicional? ¿o, por el contrario, disminuye la valía de la novela? 

Para rizar el rizo, esta plasmación de la realidad es a veces exacta (por ejemplo, la exposición Sistema/Desviación, en la que participaban Álvarez Plágaro, François Perrodin y Keiko Sadakane, se inauguró un 18 de octubre en la galería alemana M Bochum), mientras que otras veces es solo casi exacta en lo que parece un guiño al lector. En realidad, la exposición Repetición / Transformación se abrió al público el 7 de octubre de 1992, y no el 6 del mismo mes y año como se registra en Cosmofobia. De manera similar, mientras que la exposición del mundo del lector tuvo como curador a Michael Tarantino, Etxebarria, al siniestro curador de su novela, le da el nombre de Michael Tarantine.

Otro ejemplo de esta repetición casi fiel de la realidad se refiere a la segunda forma de intertextualidad en la novela que trataré en este artículo: el periodismo. Justo al final de una de las últimas páginas del capítulo, una vez confirmadas todas las sospechas referentes a la naturaleza sibilina de Yamal, Lucía nos relata: Ê»regresaba de Marruecos cuando leí la siguiente noticia en La Gazette du Maroc que las azafatas me habían facilitado como lectura para el avión: Ê¼ (p. 361). A continuación, el lector pasa la página para toparse con un artículo periodístico que destaca por tener una fuente característica de los periódicos, diferente a la que aparece en el resto de la novela:

Tras el arresto de Mohammed el Kharrad, alias Cherif Ben Alouidanne, uno de los mayores barones de la droga del país, la máquina judicial se ha puesto en marcha para organizar el desmantelamiento de la tela de araña administrativa que el barón organizó para proteger sus intereses […] Entre los nombres implicados en esta complicada trama figuran los de responsables de la seguridad nacional, policías […] Abdelaziz Izzou, prefecto de polícia de Tánger (p. 362)

 
Si bien la fracción de tiempo que comprende el pasar una página es minima, la técnica resulta muy efectiva, pues transmite al lector la sorpresa y el estupor que sin duda Lucía experimentó al descubrir el artículo en el periódico:

La noticia continuaba dando nombres y nombres de funcionarios implicados, de forma que una se quedaba con la impresión de que no hay en todo Marruecos un funcionario que no esté corrupto […] Pero justo cuando estaba a punto de pasar página, mis ojos se detuvieron en uno: Yamal Mustapha Benani, hijo del antiguo ministro de Hassan, que se suponía controlaba la distribución del material desde su entrada en España (p. 362)

Otra vez más, el artículo periodístico en Cosmofobia está basado en hechos reales: en septiembre de 2006, Mohammed VI en persona ordenó que se investigaran las ramificaciones de una operación antidroga. La trama de corrupción resultó estar salpicada de nombres de cargos importantes de las fuerzas del orden del país. En un nuevo flirteo con la realidad, los nombres de dichos imputados aparecen solo ligeramente cambiados en el artículo ficticio en el que, además, se incluye a Yamal en la trama de corrupción. 

Así pues, Le Beau Terrible presenta un juego cambiante, aunque continuo, entre ficción y realidad, entre lo desconocido y lo conocido, que acaba convirtiéndose en una reflexión sobre la naturaleza y la realidad de la novela. ¿El plasmar la realidad, de forma más o menos exacta, en una novela, aumenta o disminuye el valor de la obra literaria? Porque la realidad en la España de hoy día es que, para vender, incluso cuando se escribe literatura de calidad, hay que darse a conocer, y hay que dar que hablar. Mediante la fusión de una gran cantidad de datos personales exactos, suponemos, con datos reales o casi reales; Etxebarria contribuye a difuminar las líneas que separan el autor del protagonista, y del famoso. Al lector le corresponde decidir si esta forma de adaptar la literatura a los tiempos que corren revaloriza o devalúa la obra del autor, y si es conveniente que la imagen, opiniones, e incluso la vida del escritor sean tan del dominio del lector como su propia obra cuando lo que se trata es de alcanzar el éxito literario. Esto, a muchos, solo de pensarlo nos da vértigo. O quizás sea solo miedo a lo desconocido. 


©Mazal Oaknin 

aaa
 

  • Compartir: