Argus-a Vol. XIII Edición N° 51 / Marzo 2024 / Argusa Artes & Humanidades Corp. CA. USA / Bs. As. Argentina / ISSN 1853-9904 / Index: MLA y Latindex
¿Va a dejar de hablar el subalternet peruano?
Frank Otero Luque / Augusta University / USA
Vol. IX Edición Nº 34

En el nuevo orden social que se creó en el Perú después de que se independizó de España, en 1824, los criollos blancos se constituyeron en el grupo hegemónico. Ellos continuaron subyugando y explotando a los indígenas, a los mestizos, a los cholos, a los negros y a los mulatos, siguiendo el modelo que habían instaurado los españoles cuando invadieron el Tawantinsuyo en 1532 y que habían mantenido y consolidado durante la etapa colonial.  No es, pues, una mera coincidencia que en el Perú la  subalternidad haya estado asociada a las etnias no blancas y de bajos recursos económicos. Sin embargo, a partir de febrero de 1994, cuando el Perú se conectó por primera vez a Internet, cada vez más peruanos, independientemente del grupo étnico al que pertenezcan, antes ignorados o silenciados por los medios de comunicación de masas, pueden enviar y recibir correos y acceder a las redes sociales desde sus teléfonos celulares. Gracias a estas facilidades, hoy en día casi cualquier peruano es un reportero en potencia; por lo tanto, el elemento de mudez que Spivak le añade al concepto de subalternidad ya no es aplicable a este sujeto, ahora empoderado, porque ha incrementado su grado de agencia y es capaz de hacer que su voz sea escuchada. Sugiero que a este nuevo sujeto se le denomine “subalternet” (portmanteau de subalterno + Internet), un término que ya ha sido acuñado, mas con un significado distinto.

Abstract

Will the Peruvian subalternet stop speaking?

In the new social order that was created after Peru gained its independence from Spain in 1824, white criollos became the hegemonic group. They continued subjugating and exploiting the indigenous people, the mestizos, the cholos, the black and the mulattos, following the model that the Spaniards had established when they invaded Tawantinsuyo in 1532, and subsequently consolidated during colonial times. It is not, then, pure coincidence that subalternity in Peru has been associated with low-income non-white ethnic groups. However, ever since February, 1994, when Peru had access to Internet for the first time, an increasing number of Peruvians, regardless the ethnic group they belong to, who had been ignored and/or silenced by mass media in the past, are now able to send and to receive emails and to interact in social networks through their cell phones. Thanks to these advantages, almost all Peruvian have currently become potential reporters; therefore, the muteness element that Spivak adds to the concept of subalternity is no longer applicable to this empowered subject, who has increased his/her agency and is now capable of making his/her voice heard. I suggest that this new subject be referred to as “subalternet”, a portmanteau of subaltern + Internet. This term has already been coined, although with a different meaning.

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