Coincidió mi tiempo con el tiempo de Alfonso La Torre.2 Paralelamente a su accionar en la crítica periodística, nos enseñó a todos los que empezábamos en el teatro en los años sesenta del siglo XX, cómo una labor constante y cierta puede ser el punto de apoyo para generar una voluntad de trabajo y despertar un espíritu de colaboración y confrontación.
Alfonso La Torre fue un gran motivador para los grupos de teatro que surgían en 1960. Hasta casi fines de 1950 el teatro nacional estaba acostumbrado, en principio, a que su movimiento se viera representado o por compañías de teatro formadas dentro de un espíritu de teatro para ganarse la vida o como expresión cultural y elegante de los componentes de una clase media que aspiraba a ser clase alta.
En este panorama empieza a moverse el impulso crítico de Alfonso La Torre Rado. Sus inicios, se encuentran en la vida cultural limeña, en los primeros años de la década que comienza en 1950. Se le ubica dibujando historietas para El Comercio Gráfico (equivale a decir El Comercio de la Tarde, como se le llamaba al ir a comprarlo). Hace también crítica de cine, pintura, y colabora activamente en la siempre insurgente vida teatral de la Lima capital.
Así colabora en las revistas Cultura Peruana, Caretas y acepta intervenir, como hasta el final de sus días, en todo evento relacionado con el desarrollo artístico donde se le invita solicitando su comentario y opinión.
© Sara Joffré
