Si estos ejercicios tienen un valor, lo deben a su ser dedicatoria. Demás está decir que una poética está implícita en ellos, los subyace. Sin embargo, no todo lo que aparece como soneto es soneto. Esa tal vez sea su sabiduría.
Algunos están íntimamente ligados a su dedicatoria; en otros, ésta es solo un homenaje, un recuerdo o un agradecimiento. A veces también una excusa.
No todo lo que dicen me pertenece. Algunos apenas dicen. Si algún significado se les atribuye, me es totalmente ajeno e incluso irrecuperable. Ocurre que el significado es totalmente ajeno a la literatura. Son, al fin, como un juego, aunque algunos, al menos por un instante, fueron desgarrón afectivo. Pero esto al lector le importa poco. En todos hay una clave para la propia lectura, ya que cada lectura tiene cerradura propia. Así como están, me son extraños; solo me pertenecen las motivaciones. El resto es todo de ellos. El arcaísmo de su presentación no es tal. Es apenas el acorde que suena raro en la dimensión presente del ruido que hoy algunos aplauden bajo el nombre de poesía. En todos no he hecho más que festejar mi propia lengua, alejándome siempre del oxidado chapaleo de las traducciones y sus progenies, que se ha reproducido hasta la barbarie por todas partes. El tiempo dirá si lo he logrado.
Por último, hay dedicatorias tan evidentes para los entendidos, que su mención me resulta contraproducente. La literatura es siempre repetición en tonalidades diferentes. Si la repetición vale, más valen las razones de cada tonalidad. No ignoro que en la elección de dicha tonalidad radica el espanto de la historia. De todos modos, el silencio no impide el acercamiento de los profanos, aunque –en la idoneidad de las letras— ciertas intenciones se hacen más transparentes, eso es todo.
If these exercises have a value, they owe it to their dedication. Needless to say, a poetics is implicit in them, it underlies them. However, not everything that appears as a sonnet is a sonnet. That may be their wisdom.
Some are intimately linked to their dedication; in others, this is just a tribute, a memory or a thank you. Sometimes also an excuse.
Not everything they say belongs to me. Some just say. If any meaning is attributed to them, it is totally alien to me and even irretrievable. It happens that the meaning is totally alien to literature. They are, in the end, like a game, although some, at least for a moment, were emotional tears. But this matters little to the reader. In all of them there is a key for the reading itself, since each reading has its own lock. As they are, they are strangers to me; I only own the motivations. The rest is all theirs. The archaism of its presentation is not such. It is just the chord that sounds strange in the present dimension of noise that today some applaud under the name of poetry. In all of them I have done nothing more than celebrate my own language, always moving away from the rusty splash of translations and their progenies, which has been reproduced to the point of barbarism everywhere. Time will tell if I have succeeded.
Finally, there are dedications so obvious to connoisseurs that their mention is counterproductive to me. Literature is always repetition in different tonalities. If the repetition is worth, the reasons of each tonality are better. I am not unaware that the horror of history lies in the choice of said tonality. In any case, silence does not prevent the approach of the profane, although –in the suitability of the lyrics– certain intentions become more transparent, that's all.